Resiliencia. Artistas trujillanos optaron por descubrir nuevas habilidades para afrontar la pandemia económicamente. De zanquero a editor de videos o dejar la música para vender huevitos de codorniz. Ahora, buscan retomar lo que más les apasiona y que los ha mantenido vivos por años.
Por: Yolanda Goicochea Vega
La cultura es uno de los sectores que se encuentra abandonado, así lo expresaron varios artistas trujillanos. Esta realidad refleja que ha sido de los últimos sectores atendidos por el Gobierno Central durante la emergencia sanitaria por la covid-19 mediante apoyos económicos y, cuando se distribuyeron, estos no llegaron a todos los artistas. Por ello, tuvieron que ejercer otros trabajos, puesto que muchos artistas vivían del día al día del arte y era su único ingreso económico: un zanquero aprendió a grabar y editar videos, una dalina aprendió a crear libros educativos y un músico vendió comida. Una bailarina no pudo retirarse de los escenarios como quería por la pandemia y tuvo que adaptarse a las clases virtuales en su escuela de ballet.
Jean Pier Delgado: de zanquero a editor de videos
«Desde que se prohibieron las aglomeraciones por la covid-19, como hacía la ‘Hora Loca’ en las fiestas, me quedé sin trabajo, pues en la ‘Hora Loca’ la gente se abrazaba y se tomaba de las manos, lo que hoy es antihigiénico», dijo Delgado. Lo cual, se motivó a desarrollar nuevas habilidades para generar recursos. Una de ellas es grabar videos y luego vino la edición. Poco profesional al inicio, pero su empuje originó que mejorara su trabajo. «Ahora también grabo mejor los videos, porque antes cuando empezaba a grabar los guiones para los sociodramas o para la presentación del programa de la UCV me equivocaba mucho al principio y me demoraba una hora grabando. Ese tiempo hoy se redujo porque he practicado», señaló.
También vendía mascarillas de su hermana porque se quedó sin dinero. Eran tiempos difíciles y se las tuvo que ingeniar para sobrevivir. «Entonces, empecé a grabar comerciales para vender las mascarillas de mi hermana y veía que a las personas les gustaba y se empezó a popularizar un poco», dijo. Sin duda, se abrió campo para ejercer su carrera. Delgado es psicólogo y comenzó a elaborar productos audiovisuales sobre diversos temas. Comenzó a participar en sesiones virtuales y una vez brindó una charla sobre la autoestima adecuada e inadecuada con un globo pencil. «Un globo con demasiado aire o con poco aire significaba una autoestima inadecuada, entonces no se puede hacer una figura en un globo en esas condiciones. Y la autoestima adecuada es cuando el globo tiene suficiente aire. Y así es como me reinventé a raíz de esta pandemia», detalló
Alexa Martínez Capristán: el covid-19 truncó su retiro como bailarina
La maestra y directora de la escuela de ballet Giselle, Alexa Martínez, de 28 años, comentó que su retiro de los escenarios estaba cerca, pero un virus mortal truncó su deseo. «Como bailarina, la pandemia de la covid-19 me afectó mucho emocionalmente porque yo ya estaba en los últimos años en que iba a subir al escenario. Prácticamente, 2020 y 2021 iban a significar mi despedida como bailarina porque sentía que mi tiempo había llegado. Quería abrirme caminos a otras etapas», señaló. Sin duda, sus planes se truncaron porque mantenerse en la pandemia como bailarina de ballet ha sido una tarea muy difícil. «Yo siempre he sentido la falta de un mentor que esté al tanto de lo que hago. Al no ser prácticamente parte de la compañía de baile porque yo tenía contratos por bailes o temporadas y al cerrarse todo no pude continuar», dijo.
Como docente, la nueva modalidad de enseñanza afectó en el desarrollo de las sesiones virtuales. Pues, no se lograron los objetivos trazados, pero la formación no podía parar. «Si bien es cierto, no se lograron los objetivos de los programas académicos al 100 % yo creo que les ha servido a muchos para darse cuenta si tenían vocación a este arte y continuar a pesar de las adversidades. Sin embargo, en los últimos meses, los alumnos se sentían agobiados porque con la rutina y las limitaciones de trabajar desde casa no pudieron automotivarse», reflexionó. Además, la maestra de ballet dio cuenta que se retomaron las clases presenciales, con los cuidados respectivos, pero creo que les sirvió mucho para valorar lo que requiere la danza: la entrega y la constancia.
Belcka Varías Astudillo: «Grabamos los cuentos y luego los vendíamos»
Belcka Varías Astudillo
Representante de asociación Afroperuana
“Grabamos los cuentos y luego los vendíamos”
La representante de la asociación Afroperuana, Belcka Varías Astudillo, buscó al forma resistir ante la pandemia del covid-19. «Este año nos reunimos con grupos artísticos y tuvimos la idea de grabar los cuentos para venderlos por la red virtual. Ahora tenemos el material grabado para luego promocionarlos. Yo tengo tres cuentos grabados y así vamos hasta que el sector cultural se pueda reactivar como antes», dijo. Uno de los problemas es que hace dos años que no presenta a sociedad las danzas en un escenario porque necesitan realizarlo en lugares cerrados. Ya van dos años sin ninguna actividad y esperan cuanto antes la reactivación total del sector. «Si bien nosotros no trabajamos en la calle, sino en espacios cerrados tenemos más de dos años sin hacer una presentación, ninguna visibilización de nuestras danzas en el escenario y morimos por hacerlo», señaló.
Son dos años que ni se está ensayando, pero la realización de otras actividades ayudan a fortalecer el grupo. Por ejemplo, están implementando un proyecto para el pueblo afroperuano. «Se está trabajando en una política nacional para el pueblo afroperuano con el objetivo de poner en práctica los derechos de los afrodescendientes en el Perú, libres de discriminación, intolerancia y trabajando juntos por el país. No hay ningún afroperuano que no diga que no ha sido víctima de discriminación en los hospitales, en el Poder Judicial, en el sector social, en un espacio público cualquiera», cuestionó.
Sarita Alfaro Velarde: se reinventó para resistir durante la pandemia
«Dos semanas de cuarentena y listo», fueron las palabras de Sarita Alfaro Velarde, dalina de show infantil; sin embargo, la realidad fue distinta. El encierro se prolongó por más de 15 meses. «Fue un problema la pandemia porque el show era una fuente de ingresos importante en la economía de nuestro hogar. Entonces, tuvimos que empezar a vivir sabiendo que ya no podíamos contar con ese dinero», dijo. Pero, se tomaron las decisiones para afrontar la realidad y nacieron ideas para lanzar un negocio teniendo en cuenta que conoce el desarrollo educativo en niños.
Alfaron creó libros sensoriales con los cuales los menores pueden desarrollar habilidades mentales y psicomotrices. «Poco a poco mejoraron los diseños. En un primer momento, pensamos que era momentáneo, pero como se dio la situación de la pandemia nos dimos cuenta que podía ser una forma de ingreso. Promocionábamos los libros a través del fanpage de Dalina y tuvo buena acogida por ser novedosa, interesante y educativa. Entonces, la pandemia nos ha enseñado que, a pesar de las dificultades, podemos despertar nuevas habilidades», reflexionó.
Reflexiones finales por Eduardo Espinoza Carrasco: «Muchos grupos artísticos desaparecieron»
El Director artístico de la Asociación Cultural Comediantes Itinerantes, fundada en 2008, Eduardo Espinoza Carrasco, reflexionó que la pandemia desnudó el sector cultural del país y demostró la poca importancia que tiene el Gobierno Central a los artistas. «Muchos grupos artísticos desaparecieron y se dio la precariedad que vive el sector en nuestro país. Hubieron muchos artistas que, en la pandemia, nos dimos cuenta, vivían del día a día y cuando llegó el virus pues no tenían de donde comer. Tuvimos que darnos la mano», narró.
Se creó la Asociación de Teatro de Trujillo con la finalidad de saber cuántos artistas eran y de qué manera estaban afrontando la pandemia. «La mayoría de grupos dejó de hacer lo que estaban haciendo. Muchos ya no pudieron solventar sus gastos con el arte a raíz de la pandemia y nos dimos la mano entre todos. Compañeros con los que nunca nos reunimos para contrarrestar el impacto de la pandemia». Pero, los días tristes llegaron. «Han muerto varios compañeros artistas no solo en Trujillo, sino en todo el país. Otros tuvieron que salir a las calles para poder subsistir. Todo depende del Gobierno para que se reactive todo de nuevo como antes. Se está haciendo, de a pocos. También yo creo que ha cambiado los parámetros de los que hacen teatro. El formato digital no va a desaparecer porque es otra forma de llevar teatro. ¿Cómo se le llamará a eso? No sé, porque teatro estrictamente no es», sentenció.
Beto Arancibia: «No pedimos subvenciones al Gobierno, sino que nos dejen trabajar»
El músico y presidente de la Coordinadora de Música de Trujillo, Beto Arancibia, narró que dejó la música durante la pandemia para vender huevitos de codorniz y así generar ingresos para su hogar. Difícil, pero la necesidad fue grande que primero se busca estabilidad económica para la familia. «Muchos hemos tenido que recurrir a otro tipo de trabajos. A manera personal, encontré un recurso más que era la venta de huevos de codorniz, pero tenemos compañeros que tienen 40 a 50 años de trayectoria en la música y que la pandemia ha sido muy difícil para ellos», dijo.
«El Ministerio de Cultura ha tenido algunas activaciones con nosotros, pero no ha sido suficiente porque no todos los artistas recibieron apoyo. Y la manera de dar apoyo también ha sido muy difícil para muchos de nosotros. La reactivación cultural es urgente. Nosotros no le hemos pedido nada al Estado, solo queremos trabajar. No le pedimos dinero ni que nos den subvenciones. Tuvimos reuniones infructuosas con la Municipalidad Provincial de Trujillo, porque todas las reuniones han sido fotos porque no hemos tenido ningún resultado. Nosotros vamos a seguir trabajando», señaló.